Scroll Top

El gran despegue: así pasarás de técnico a directivo

Es uno de los periodos más emocionantes de tu vida profesional. Eras un buen especialista y conocías perfectamente el terreno que pisabas, pero ahora quieres liderar equipos y proyectos o incluso has empezado a hacerlo. ¿Ya sabes cómo vas a navegar esta apasionante transición?

El ascenso hacia posiciones directivas comienza en el momento en el que las respuestas de siempre dejan de servirte (¡te han cambiado las preguntas!), tomas distancia con tu área tradicional de conocimiento (ya no eres solo un buen técnico) y el éxito de tu trabajo depende directamente del éxito del equipo que lideras. Nadie hace las cosas exactamente como las harías tú porque… claro… ellos no son tú. Y lo mejor de todo es que vas a aprender a disfrutarlo.

¿Qué necesitas para convertirte en un gran directivo?

A veces lo eliges y otras veces te eligen, y sueles ascender a manager o gerente —el nombre del cargo es lo de menos—. De todos modos, lo que siempre ocurre es que tu gran objetivo pasa por tejer una visión estratégica, una dirección hacia dónde ir, y galopar hacia ella de la mano de tus especialistas, que en ocasiones serán ingenieros. ¿Pero qué necesitas para dar ese salto con éxito?

1. Tu gestión del talento debe ser impecable

El éxito de un gran directivo es el éxito de su gestión del talento. Por eso, va a ser menos importante tu conocimiento especializado que comprender bien las dinámicas de tu equipo, coordinar y animar a tus jugadores, orientarlos hacia la consecución de unas metas ambiciosas, celebrarlas con ellos cuando las alcanzan y buscar explicaciones y medidas constructivas cuando no es así.

Te sorprenderán —mucho— las soluciones que van a proponerte a los desafíos, y también la forma en la que cumplirán lo que les pediste. Es importante que veas esas sorpresas como la prueba de que existen otros puntos de vista… y de que son, muchas veces, enriquecedores. Exprímelos. Recuerda que los directivos trabajan con incertidumbres y posibilidades. No hay ni blancos ni negros.

 

2. Tu equipo quiere saberlo: ¿por qué trabajan para ti y no al revés?

Los buenos directivos se conocen bien a sí mismos y, gracias a eso, son capaces de explicar con fluidez cuál es su función a los miembros de sus equipos.

Y esa explicación debe incluir lo siguiente: trabajas para mí porque yo sé cómo facilitar tu labor dentro del equipo y de la empresa, porque te escucho y te trato como el gran especialista que eres y porque te ayudo a crecer. Al mismo tiempo, entiendo bien mis limitaciones, confío en tu criterio y no me atribuyo méritos que no me pertenecen. Sé que tu función es tan importante como la mía y no solo te transmito una visión clara del futuro, sino que te animo a buscar soluciones innovadoras que ensanchen, tremendamente, lo que se hacía hasta ahora. ¡Y quiero que me sorprendas!

En definitiva, trabajas para mí porque sé cómo trabajar para ti.

 

3. Abraza la incertidumbre y no tengas miedo de las preguntas

Para los directivos, las preguntas desafiantes son tantas que casi se les caen de los bolsillos, y siempre andan buscando otras nuevas. Sospechan (con razón) que las sencillas tienen soluciones convencionales, a veces fáciles y otras veces no tanto. También intuyen que la duda es la palanca más poderosa de la innovación.

Tus preguntas como directivo van a tener dos grandes destinatarios. Los primeros son los técnicos, y a éstos les pedirás la solución más adecuada a un problema concreto sin conformarte jamás con recetas manidas. ¡Ayúdales a ser más creativos!

El segundo destinatario de las preguntas, por supuesto, eres tú. Y aquí es donde deberás plantearte cómo integrar las soluciones de tus especialistas en una estrategia a medio plazo y volverlas practicables con la coordinación de otros profesionales y departamentos. Y hay más: intentarás no cometer errores, naturalmente, pero sabes también que no existen las soluciones perfectas, que innovar comporta riesgos y que vas a equivocarte muchas veces. Hay algo igual de importante que evitar los errores: gestionarlos bien.   

de tecnico a directivo

Depende de ti: aprende a ser directivo

José Luis Illueca, profesor del IESE, recuerda que la evolución de un técnico que quiere ser buen directivo es más un cambio personal, que un añadir conocimientos a los que ya posee. Debe estar dispuesto a dejar atrás –desaprender- enfoques anteriores y aprender a mirar y actuar de una manera distinta. Centrarse menos en el “qué hacer” y más en el “cómo hacerlo”. Aprender sobre todo habilidades. Conocerse y conocer a la gente que trabaja con él. Comenzando a “cámara lenta”, caso a caso, para posteriormente añadir velocidad. Esto es lo que se consigue con programas académicos basados en el método del caso. Así, poco a poco ir ocupando puestos cada vez más ligados al diseño y la supervisión de la estrategia y a la gestión de equipos, proyectos y, a veces, presupuestos.

¿Sabes cómo convencer a tu jefe para hacer un programa para ejecutivos? Descarga aquí nuestra plantilla de carta para ayudarte.

En el IESE existen programas académicos que se ajustan a las prioridades de los profesionales técnicos que empiezan a ocupar estos puestos y desean convertirse en directivos. Destacan entre ellos el EMBA, diseñado para todos aquellos profesionales con experiencia que quieren dar un salto en sus carreras con un MBA adaptado a los objetivos y agendas de los ejecutivos, y Programa de Desarrollo Directivo para gerentes de alto potencial que necesitan tanto conocimientos y habilidades como acceder a una nueva red de contactos.

tecnico a directivo

Entradas relacionadas