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Scoolinary, una receta para unir a las personas. Historias de éxito

Los cinco socios de Scoolinary son Vicente Fortea (director de Producción), María Parareda (directora de Contenidos), Martin Caleau (director de Tecnología), Lorena Hidalgo (directora de Marketing y Comunicación) y Jordi Ber (CEO). Todos ellos participan en la School of Founders (SoF) del IESE.

Se dice que la cocina es “la alquimia del amor”. En 2020, el business angel y emprendedor Jordi Ber convirtió esa química en Scoolinary, que destaca como “la mayor escuela online de cocina del mundo”. No en vano, la plataforma es líder en volumen de contenidos online: más de 300 cursos (uno nuevo por semana), 6.500 lecciones, 550 horas de vídeo y 2.000 recetas.

Scoolinary se gestó en plena pandemia, cuando la mitad del planeta estaba confinado y muchos descubrieron que podían aprender a cocinar todo tipo de recetas desde el móvil o el ordenador. ¿Quién no se lanzó incluso a elaborar pan desde el horno de su casa? Ber, CEO de la compañía, se había propuesto crear “un proyecto con propósito, global y escalable, dirigido a personas habituadas a trabajar con las manos”. No tardó en descubrir que debía articularlo en torno a la cocina.

Ingredientes complementarios

Para convertir el proyecto aún sobre papel en una realidad, se rodeó de talentos complementarios. Conoció a María Parareda, fundadora de Creative Signatures –otra empresa emergente dedicada al aprendizaje online de cocina–, que se sumaría como directora de Contenidos de Scoolinary. En paralelo, unos amigos en común le pusieron en contacto con Lorena Hidalgo, versada en marketing y cocina, y Vicente Fortea, que trabajaba de chef y consultor de gastronomía; ellos se convirtieron, respectivamente, en directora de Marketing y Comunicación y en pieza clave en la dirección de Producción. Para el puesto de CTO, reclutó a un viejo conocido, Martin Caleau, con quien ya había puesto en marcha Habitissimo, una plataforma de servicios para el hogar, en 2009.

El objetivo era que “uno más uno sumaran tres”, especifica Ber. Los futuros socios de Scoolinary, cada uno residente en ciudades distintas (Madrid, Barcelona y Palma de Mallorca), no tuvieron problema en organizarse en remoto para cocer el proyecto a fuego lento y asegurarse, así, de que mantuviera todo su sabor. “Queríamos aprovechar el expertise y el background de cada uno, de modo que pudiéramos cubrir las patas principales del negocio. Aunque no todos nos conocíamos personalmente, la experiencia de la que ya disponíamos permitió que el proyecto funcionara a distancia”, explica Parareda.

Para conseguir financiación, recurrieron a sus ahorros y contaron con inversiones de business angels y capital riesgo español. También obtuvieron un crédito de Enisa (institución del Gobierno español en favor del emprendimiento). Todo ello les permitió seguir invirtiendo en contenidos sin tener que recurrir exclusivamente a fondos propios.

Tecnología para escalar

Scoolinary cuenta ya con 28.000 usuarios de pago, una cifra en consonancia con sus expectativas de crecimiento. Todos ellos pueden llevar su pasión por la gastronomía a otra dimensión guiados por chefs de prestigio internacional, galardonados con estrellas Michelin e incluidos en la clasificación de The World’s 50 Best Restaurants. Así, pueden aprender a cocinar crustáceos de la mano del chef español Paco Pérez (con 5 estrellas Michelin a sus espaldas), emplatar con precisión técnica y efectos pictóricos con el chef australiano afincado en Manhattan Shaun Hergatt (4 estrellas Michelin) o sumergirse en el mundo de las especias con Anjalina Chugani (especialista en cocina india y ayurvédica), por mencionar unos pocos ejemplos de sus cursos a la carta.

Su plan inicial era proporcionar una herramienta de formación continua al mundo profesional de la hostelería, “pero pronto comprobamos que existía también un gran interés de los foodies y los amantes de la cocina en general, tanto de aquellos que ya cuentan con conocimientos como del público más amateur”, explica Hidalgo. Eso les ha permitido crecer de forma continuada.

Scoolinary ha pasado de estar disponible solo en español a hablar varios idiomas. “Desde el principio, tuvimos claro que debíamos ser capaces de internacionalizar el proyecto”, señala Caleau. La inteligencia artificial (IA) ha sido clave en su escalabilidad, al generar subtitulación y doblaje automáticos. Hoy entrenan modelos de IA de procesamiento de lenguaje natural (PLN) para disponer de asistentes que resuelvan cualquier duda o proporcionen ayuda las 24 horas del día.

Con las manos en la masa

La digitalización de la sociedad juega a su favor. Plataformas como Netflix demostraron la viabilidad de los negocios por suscripción, el confinamiento acercó la alta cocina a los hogares a través de las redes sociales y ahora la IA ayuda a multiplicar los contenidos de forma vertiginosa. Estamos ante “el poder democratizador de la tecnología”, asegura Ber. Lo ilustra con un ejemplo, el Basque Culinary Center, fundación creada por cocineros vascos con apoyo de instituciones públicas donde “por menos de seis euros al mes y en una fracción de segundo accedes a formaciones que, de modo presencial, cuestan miles de euros”, especifica.

Asimismo, ante la aceleración de la producción y la universalización del conocimiento, ponen el acento en la curación de los contenidos para asegurarse de que estos sean realmente relevantes y fácilmente accesibles.

A medio plazo, la empresa espera seguir creciendo en los mercados en los que ya están presentes –sobre todo los de habla hispana e inglesa– y generar más contenido sobre “cocina de todo el mundo, de la mano de los mejores”, resume Caleau. Según él, el secreto de su receta radica en “continuar invirtiendo en producto”, ya que eso les permite “ofrecer cada vez mejores experiencias”, desde otorgar microtitulaciones hasta crear una comunidad culturalmente diversa, pero unida por la cocina.

Aprendiendo a ser líderes

Los cincos socios de Scoolinary participan en 2024 en la School of Founders (SoF) del IESE. Este programa nació hace dos años con el objetivo de equipar a fundadores de empresas emergentes con las habilidades, el conocimiento y la mentalidad necesarios para convertir sus startups en empresas de mayor tamaño y plenamente orientadas a su propósito.

Para Ber significa “una oportunidad para mejorar como líderes, pasar tiempo juntos y crecer como grupo”. Emprendedor en serie, considera clave formarse para emprender, pues “no se nace emprendedor”, subraya. Fortea, por su parte, destaca lo enriquecedor que le ha resultado “conocer otras experiencias empresariales y descubrir que otros emprendedores de sectores diversos han pasado también por buena parte de las dificultades y los retos que un proyecto como este suele acarrear”.

Los cinco comparten el “capitalismo consciente” por el que aboga Sebastian Ross, director de la SoF. Por eso, en sus cursos tratan de amplificar la voz de profesionales de la hostelería que suelen estar infrarrepresentadas. O cuentan con un plan de becas a la formación. O, ante el impacto que la producción alimentaria tiene en el planeta, donan un porcentaje de las ventas para ayudar a mitigar el cambio climático. Gracias a todo ello, Scoolinary ha obtenido el certificado B Corp, que distingue a las compañías y organizaciones con altos estándares de desempeño social y ambiental, transparencia pública y responsabilidad legal.

“Creemos que la creación de empresas y empleos debe servir no solo para generar riqueza, sino también para contribuir a la sociedad”, concluye Ber.

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